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Fractura del
PRD Por Mario Luis ALTUZAR
SUÁREZ Inició la debacle al emerger
las contradicciones internas del PRD. La realidad se impone a los
dogmáticos confundidos por los arribistas ambiciosos de poder para
satisfacer rencores acumulados y que se vistieron de falso izquierdismo
redentor de una sociedad lastimada. El costo político para el partido es
de pronóstico reservado. Pasada la euforia cegadora del
protagonismo mesiánico, llegó la hora del recuento de los daños. "Todo lo
que es izquierda, fuerzas democráticas y progresistas, ha sido golpeado
por el bloqueo del centro de México ordenado por López Obrador", consideró
Cárdenas en una entrevista publicada el 18 de septiembre por el diario
barcelonés La Vanguardia. Un día después, los diputados
perredistas, Francisco Javier Santos Arreola, Juan Manuel Sanmartín Hernández y José
Antonio Saavedra, exhibieron desde su curul carulinas con la leyenda: “Yo pienso igual que
Cárdenas”. Encabezan a cuando menos 40
diputados. Hay razón. La población fue
convencida de que el perredista tabasqueño
Andrés Manuel López Obrador en coalición con los partidos del Trabajo y
Convergencia Democrática, eran de izquierda. Y con esa bandera cercaron al
Distrito Federal desde el 30 de julio primero para presionar al Trife en el supuesto triunfo y después para confirmar
la autoproclamación como presidente que había
hecho ante los televidentes estadounidenses. El 16 de septiembre, en la
aparente Convención Nacional Democrática con menos de la mitad de
asistentes a la supuesta Asamblea Informativa del 30 de julio, investidos
como delegados para crear el espejismo de un músculo político fuerte, el
señor López Obrador rechazó su derrota, atribuida al foxismo y anunció su presidencia
itinerante. Los dogmáticos amanuenses del
tabasqueño llegaron al exceso de anunciar urbi et orbi la reencarnación de
Benito Juárez, olvidando que el Patricio defendió la investidura
presidencial de los enemigos de las instituciones y de la invasión
extranjera que postulaba en el extranjero, como lo hizo en televisión
estadounidense el señor López Obrador, que los mexicanos somos incapaces
de gobernarnos. Ignoraron esos apologistas del
candidato vencido en las urnas, su antiliberalismo que ofendió en 2003 a
un Congreso Mundial Masónico y que su principal operador político, Manuel
Camacho, es viudo de la sobrina del obispo Adolfo Suárez, cabeza de la
Comisión Episcopal Mexicana cuando se retrogradó el principio juarista del
130 Constitucional. Desde la Regencia del Distrito
Federal, el señor Camacho operó con el diputado federal priísta y
reconocido vividor de la masonería, Manuel Jiménez Guzmán, el supuesto
apoyo a las reformas salinistas a favor del
clero y que anularon el espíritu juarista de la administración pública en
pro de la educación laica y el respeto a la libertad de
credo. Amos dijo en el Eclesiastés que
“todo tiene su tiempo”. Y éste llegó para el señor Camacho y sus fieles:
El zacatecano Ricardo Monreal Ávila, la colimense Socorro Díaz Palacios,
el tabasqueño Arturo Núñez, responsables ante las filas perredistas, de la derrota electoral y de las
aberrantes acciones de la supuesta resistencia civil que atentó contra los
mexicanos. El diputado federal perredista Santos Arreola
declaró que las “facturas” tienen que cobrarse a los coordinadores de las
redes ciudadanas porque dejaron sin cubrir el 20% de las casillas el día
de las elecciones. Aunque le faltó añadir a los responsables de la
incompletas e improvisadas impugnaciones con pruebas endebles y sin
sustento jurídico. Seguramente el autoproclamado
ideólogo del salinismo y obediente discípulo del
apátrida francés José María Córdoba Montoya, estará lejos de un posible
juicio perredista al protegerse con su delfín,
el señor todo palacio, Marcelo Ebrard Causabon, electo Jefe de Gobierno del Distrito Federal
con los usos y costumbres del acarreo forzoso, entre
otros. Situación distinta enfrentará
el señor López Obrador con cuentas pendientes al fracturar en 3 corrientes
al PRD del Estado de México por su imposición sentimental de Xichitl Ibáñez, mejor conocida como Yeidkol Polevski, primero
como candidata fallida a la gubernatura y
después como Senadora, entre un gran rosario del despotismo que le
caracterizó. Los electores cobrarán
inmediatamente la factura en las próximas elecciones tabasqueñas, en donde
el ex priísta César Raúl Ojeda Zubieta,
(investido apresuradamente de perredista por el
señor López Obrador), enfrenta una demanda en la Fiscalía Especializada
para la Atención de Delitos Electorales por violar la Constitución al ser
asesorado por el uruguayo Luis Costa Bonino. À | ||
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