Arcano |
Escenario
dramático Por Mario Luis ALTUZAR
SUÁREZ ¡Presidente habemus! Es el panista
Felipe Calderón. Una proclamación unánime de los 7 magistrados del Trife que soluciona jurídicamente el paréntesis de 65
días en suspenso en medio de una guerra mediática que secuestró los
derechos y garantías del 80% de la población. Inicia así, la prueba de
fuego sexenal para el Presidente electo. Retóricamente, parecería
entender las difíciles condiciones en que inicia. Llamó a todos los
candidatos, a todas las fuerzas políticas, a los sindicatos y a las
organizaciones sociales a sumarse "al diálogo, superar las diferencias y
construir una nueva etapa" en la historia del país y a participar en el
diseño de su programa de gobierno. Empero, una cosa es “llamar” y
otra muy distinta es “crear” los puentes de negociación, en donde se
concede el beneficio de la duda a sus buenas intenciones sin soslayar la
carencia de operadores políticos en su equipo de campaña, comprometidos
con el mandato de las urnas que, por sus porcentajes, exigen la moderna
cohabitación partidista en el poder. Las cifras finales del Trife así lo demuestran: Los 14 millones 916 mil 927
de votos al PAN representa el 35.71% de los 41 millones 557 mil 430 de
electores en las urnas, empero se reduce el 20.95% del padrón electoral y
al 14.20% de la población nacional. Y apenas el 0.56% sobre su más cercano
competidor, el PRD en alianza con el PT y
Convergencia. Además, la diferencia de 233
mil 831 votos que le permitieron el triunfo electoral es difícil verla
como producto de propuestas panistas apoyadas
por el señor Vicente Fox con su estructura
oficial y a la guerra sucia contra los adversarios, sino que respondió al
error del señor López Obrador de polarizar su discurso que alejó a la
clase media. Por ello, lejos de representar
una referéndum a la “continuidad” del sistema de los empleados de las
transnacionales, al aumentar el abstencionismo 5.4% al pasar de 36.03% en
las elecciones presidenciales del 2000 con el entusiasmo de las frases
ingeniosas del Mesías de derecha al 41.43%, confirma la desilusión a la
nula oferta de todos los partidos. Hay una razón básica:
Entrampados en las técnicas modernas electorales, basadas en centrar las
campañas en deficiencias personales de los adversarios, se olvidaron de
las propuestas con diagnóstico y solución a cada uno de los graves
problemas nacionales que, resumió recientemente Carlos Quintanilla Yerena, presidente del Consejo Masónico Mexicano:
“Carecen de un proyecto de Nación”. Un elemento alarmante frente a
las cifras de la ignominia. El 25 de agosto de 2005 el Banco Mundial
reconoció, con cifras oficiales, que la pobreza extrema afecta a 49
millones 608 mil mexicanos y que la entonces secretaria de Desarrollo
Social, Josefina Vázquez Mota, se jactó de una reducción en 5 millones
que, curiosamente, es la misma cantidad de expulsados de su tierra hacia
los Estados Unidos. Por si fuese poco, se recuerda
que en 1995, el ex director regional del Fondo Monetario Internacional en
funciones de Secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz Martínez,
públicamente aceptó que la pobreza extrema afectaba a 24 millones de
mexicanos, lo que registra un aumento en 10 años de 25 millones. ¡Más del
cien por ciento en una década! Mexicanos con ingresos menores
a un dólar diario, según el parámetro de la ONU para definir la extrema
pobreza, con la pérdida del 80% del poder adquisitivo, la desocupación de
2 millones y medio de trabajadores, la devastación agrícola que se
vislumbra su colapso ante la próxima entrada en vigor de la supresión de
aranceles del Tratado Trilateral de Libre
Comercio. Y la retórica con la política
de la limosna, lo mismo del señor Vicente Fox
que del señor Andrés Manuel López Obrador, muestra en las urnas, el
cansancio de los contribuyentes que observan el favoritismo a la excesiva
concentración del capital de mexicanos asociados con extranjeros, sin
menospreciar la horneada de nuevos ricos foxistas y lopezobradoristas. Un escenario dramático heredado
al panista Felipe
Calderón. À | ||
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