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Chapulinadas Por Mario Luis ALTUZAR
SUÁREZ ¡Por fin apareció! En el
homenaje a su intelectual
preferido, Roberto Gómez Bolaños. Después de las elecciones del 2 de
julio, al señor Vicente Fox trascendió con dos
apariciones, una con el The New York Times, para
confirmar que el 1 de diciembre México tendrá presidente. Otra en que
aplaudió la anarquía y colapso capitalino: Es la
democracia. Y así como el Chapulín Colorado
acude con su chipote chillón al rescate de los buenos, el auto proclamado
primer fan chapulinesco del país dice orgulloso
que México no es la calle Reforma ni un proceso electoral, aunque el
sector privado estima en 3 mil 850 millones de pesos las pérdidas en los
25 días iniciales de arbitrariedad perredista. Tampoco importa que los
radiodifusores oaxaqueños sean despojados de sus millonarias inversiones
por una supuesta organización que encubre al magisterio de la chiapaneca
Elba Esther Gordillo Morales, y conculque por la
fuerza el derecho de información pública. En forma hitleriana, como a la Noche de los Cuchillos Largos,
solo su voz es democrática. Se ufana de que su protegido,
el gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, logre la elección de Estado. Tal vez el
señor Fox desconoce que es a favor del perredista de última hora, Jaime Sabines, que además de proteger la impunidad del
mandatario estatal podrá alimentar la soberbia del señor Andrés Manuel que
hace lo mismo de lo que se queja. Lo bueno es que a partir del 1
de diciembre México tendrá Presidente. Un cargo irrenunciable y que
termina constitucionalmente el último minuto del 30 de noviembre. Y si el
nivel intelectual del ex gerente de una embotelladora transnacional es del
Chapulín, podría parafrasearse una película de comedia: ¿En dónde está el
Presidente? ¿Estuvo? Una ausencia sensible en
momentos estratégicos para la nación, en donde el confesional secretario
de Gobernación, Carlos Abascal, mostró profunda preocupación por evitar
que se leyera Aura de Carlos Fuentes sin aliviar la carencia de
estructuras de operadores políticos que plantearan soluciones reales a los
ingentes problemas de la agenda nacional. La miopía política de la
gerencia foxista se limitó a reducir los
espacios al PRI, primero con su aliada Gordillo Morales y después, con el
abandono al gobernador tricolor oaxaqueño, Ulises Ruiz al desbordarse el
conflicto magisterial con demandas que corresponden resolver al gobierno
federal, soslayando que lejos de imponer un interino panista, sus resultados son de pronóstico reservado
por el encono social en el resto del país. Ahora, regatear el triunfo
priísta chipaneco implica fortalecer la posición
del tabasqueño López Obrador en su impugnación al proceso electoral en
donde destruyó la credibilidad de las instituciones electorales y
cualesquiera que sea su resolutivo, será difícil
creerlo. Las aberraciones llegan al
mismo legislativo. La Comisión Especial para la Reforma del Estado de la
Cámara de Diputados, encabezada por el pevemista
Leonardo Álvarez Romo, propone 10 reformas para dar certidumbre y
funcionalidad a México. Lo malo es que ya entregaron y los nuevos están
por entrar y urge una respuesta antes del 6 de
septiembre. Sería tanto como rescatar al
cronista urbano, Chava Flores, con su trova
“mañana te pago, mañana trabajo, mañana lo hacemos” y quedarnos como la
selección nacional de fútbol, en el ya merito. Y entre el se me chispoteó la omisión en el ejercicio presidencial con
la frase histórica del ¿por qué yo?, los mexicanos decimos: ¿quién podrá
salvarnos? Es cierto, entonces, que el
cambio prometido por el foxismo sería por lo
menos cómico si la frivolidad del autista del poder lograse olvidar el
hambre que carece de ideología en un momento en que ni el PAN tiene la
certeza de llegar al poder sin capacidad de gobernar con un PRI
desarticulado por el queretano Mariano Palacios
Alcocer. À | ||
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