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El
Augur Por Mario Luis ALTUZAR
SUÁREZ Reconoció su derrota. Así se
entiende su discurso del 13 de agosto. Andrés Manuel López Obrador,
convocó a sus fieles a realizar 4 medidas de oposición cuando se pretenda,
dijo, la entrega de constancia de Presidente Electo a Felipe Calderón, en
el informe presidencial, en el Grito de Independencia y a realizar una
convención nacional. Aunque señaló que puede
quedarse en el Zócalo capitalino los años que sean necesarios, llamó
poderosamente la atención sobre las medidas de rechazo a su derrota, ya
que se dan en el día límite del Trife para
concluir el recuento de votos en 8 mil 832 casillas y que le llevaría 48
horas el análisis para dar a conocer su veredicto, el martes 15 de
agosto. Sin embargo, en la guerra de
las cifras anticipadas, el perredista Horacio
Duarte menciona irregularidades en el 65% de las casillas recontadas
mientras que el panista César Nava sostiene que de las casillas implicadas menos del
2% registraron errores, 0.04% distribuidos equitativamente entre Acción
Nacional y la coalición por el Bien de Todos. Después de visitar Chiapas, el
señor López Obrador se mostró seguro… de su derrota anticipada.
Seguramente porque al intentar apuntalar a su candidato a gobernador, Juan
Sabines Guerrero, supo que es alfil del actual
mandatario estatal, Pablo Salazar Mendiguchía
que ganó hace 6 años con la alianza anti natural
del PRD con el PAN. La razón es obvia. La
administración de Salazar Mendiguchía persiguió
y encarceló a sus principales críticos con una ley mordaza a modo, así
como a los funcionarios del interino Roberto Albores Guillén, en donde
permanece injustamente preso Francisco Humberto Córdoba Cordero, ex
secretario de Salud, lo que logró la unificación en su contra de todos los
partidos, incluyendo a perredistas dolidos por
la imposición de Sabines. Es cierto que Albores Guillén
firmó la Declaración de Comitán para apoyar al candidato de su principal
enemigo Salazar Mendiguchía, como también es
cierto que sus aparentes o reales 400 mil seguidores priístas,
difícilmente le seguirán en su aventura con la que piensa vengarse del PRI
por haberle negado la candidatura gubenamental a
favor de José Antonio Aguilar Bodegas, quien logró materializar a su favor
el descontento general en el Estado. Y la definición se dará el
domingo 20 de agosto, es decir, 11 días antes de la fecha límite para que
el Trife analice las impugnaciones al proceso
electoral para dar a conocer a más tardar el 6 de septiembre, quien es el
Presidente Electo de México. Hay un indicio. Dice: “…estuve
en Chiapas, cuando saludaba a la gente era constante el que me expresaron
que no me dejara, que no nos dejáramos, y yo les digo a los compañeros de
Chiapas, a mujeres y hombres, que no nos vamos a dejar ni nos vamos a
rajar”. Así, se concreta el señor López
Obrador a su lucha personal por la presidencia y en ningún momento
menciona al habilitado candidato a la gubernatura, Juan Sabines. En la parte medular de su
discurso señala que “con el poder soberano del pueblo, (se entendería que
los votantes) llevaremos a cabo, con ese poder ciudadano, los cambios y
las transformaciones que necesita el país” y enumera 5 objetivos,
destacando el control a la prensa, la lucha contra la pobreza, rechazo a
la privatización del sector energético… Más adelante se presenta como
augur y precisa 4 acciones a seguir, en donde la primera llama
poderosamente la atención: “Que nos movilicemos y estemos presentes, en el
lugar que sea, cuando se pretenda entregar la constancia de Presidente
electo al candidato de la derecha”, lo que se entiende, primero, que
anticipa el fallo en su contra del Trife y al
decir “cundo se pretenda entregar”, se infiere que sus huestes realizarán
acciones para impedirlo. Confirma la interpretación al
proponer que el “16 de septiembre, llevemos a cabo aquí una Convención
Nacional Democrática, con representantes de todos los pueblos del país,
para decidir en definitiva el papel que asumiremos en la vida pública de
México”. Solo hay dos opciones: Aceptar una oposición que frene excesos de
la derecha o ir a la violencia. De momento se siente una
disposición del tabasqueño perredista a quedarse
en el Zócalo, las calles de Madero y las avenidas Juárez y Reforma con la
tranquilidad de que su empleado, Alejandro Encinas compensará con recursos
públicos a comerciantes y hoteleros afectados aunque no implica la
obligación de mantener las plazas de 2.5 millones de
trabajadores. À | ||
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