Arcano |
Ensoñación:
Gobernar Foxilandia Por Leopoldo PEÑA DEL
BOSQUE México, D. F., 13 de julio
(Arcano Político).- Han definido el mesianismo los estudiosos, como una
categoría antropológica universal de la esperanza, algo así como la ensoñación
voluntaria de la imaginación encauzada a ver convertido en realidad un
nuevo orden de gobierno que venga a corregir situaciones aberrantes de
desequilibrio en lo económico y en lo social y que armonice las ideas
entre partidos políticos para
una mejor gestión integral en beneficio de la patria. Las frustraciones resultantes
de soportar tales desequilibrios causan inconformidad generalizada entre
quienes las sufren, el pueblo, generando desconcierto respecto a la
eficacia del sistema actual en que se vive, puesto que resulta evidente
ante el grueso de la población, que quienes gobiernan hacen poco o nada en pro
del bienestar colectivo, haciendo que se gesten ideas y nuevos sistemas
originales o replicados que se relacionan con la redención colectiva, la
salvación del mundo, todo ello enucleado alrededor de un mito, luego así
el mesianismo generalmente está vinculado con la aparición de líderes
carismáticos que pueden afincarse en estas problemáticas no
resueltas. Cuando la mayor parte de la sociedad se
halla brutalmente desintegrada en los aspectos más cotidianos de su
existencia (económico, alimentario, político, cultural, etc.), cuando
siente esos desequilibrios como frustración y amenaza; cuando dispone, por
lo demás, de una mitología apropiada que le permite transformar su régimen
de desesperación en régimen de esperanza; cuando, en fin, cristaliza su
atención en una personalidad carismática, que canaliza el desorden social
hacia una salida fastuosa, hay grandes posibilidades de que surja un
movimiento mesiánico. La trayectoria de lo imaginario
que conduce de la efervescencia profética, al acontecimiento mesiánico, y
de éste a la realización milenarista (y revolucionaria), siempre encuentra
su fuerza inspiradora en un tiempo terrible: Sólo en situación de
alienación se produce el deseo de liberación, en este caso de liberación
total. Aquí es donde los que ostentan el poder en el gobierno y los pocos
que se ven favorecidos con estos regimenes que no logran contar con el
respaldo de las mayorías, debieran tener una capacidad de reflexión tal
que apartándose de sus logros, de su vanaglorias y sus prebendas,
reconozcan la problemática que aqueja al pueblo como verdadera amenaza,
aplacando así la exaltación colectiva, y sellando cabalmente los
intersticios en que puedan asirse los lideres del caos, de la democracia,
o de la justicia social, que
pregonan un nuevo orden basado en la enmienda de sus
errores. Todo movimiento mesiánico es la
esperanza de un mundo perfecto al que sólo se le puede pensar con
referencia a un mito del tiempo primordial, la edad de oro, aquella en que
éramos pocos y los recursos naturales vastos, de tal suerte que no había
hambre ni desesperanza, los días de la Gran Tenochtitlán. Las comunidades mesiánicas dividen el
mundo en creyentes y los otros. Los creyentes son hermanos, son una
comunidad de base igualitaria, de solidaridad y sacrificio mutuo cuyas
miradas convergen sobre la personalidad indiscutible del líder. Los
creyentes ya no pertenecen a este mundo, sino que están con un pie en el
de mañana. Entonces el reto de Calderón,
si ratifica su victoria el TRIFE,
será dejar atrás la torpe ensoñación de venir a gobernar Foxilandia, cuando la triste realidad apunta que los contentos son los menos, y los
encabronados los más, para procurar balancear los ideales de una derecha
imperfecta con las demandas de una izquierda pujante que amenaza con
alzarse victoriosa en la próxima contienda electoral si siguen desoyéndose
las lamentaciones de un pueblo que se está viendo afectado por las
consecuencias de un TLCAN que no esta distribuyendo equitativamente los
beneficios en el total de la población, sino en unos cuantos bolsillos de
los potentados. Articulo relacionado:
Mesianismo À | ||
|