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Tierra de
Nadie Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ México despertó con dos auto
proclamados vencedores de la contienda electoral por encima del anuncio
del IFE de que ante lo cerrado de la votación era imposible informar sobre
una tendencia favorable a alguno de los contrincantes y que el 5 de julio
se empezará el conteo voto a voto para establecer quien será el próximo
presidente de la nación. Así, entramos en una etapa de
fragilidad político social, en donde el mayor riesgo lo representa la
ambición de poder de los protagonistas, principalmente entre el perredista Andrés Manuel López Obrador y el panista Felipe Calderón Hinojosa, si se considera que
el priísta Roberto Madrazo se sometió al
mandamiento del poder electoral. Con base en el Programa de
Resultados Preliminares del IFE, sustentado en el conteo rápido de 7,281
casillas urbanas de las más de 130 mil instaladas en todo el país, el
panista Calderón alcanzaría 38.81%, el perredista López el 35.55%, el priísta Madrazo 18.96%, la alternativa Mercado 3.19% y el
panalista Campa 0.95%. Entre el primer y segundo lugar
existe una diferencia de 3.96% cuando el margen de error calculado entre
el 2.5 y el 3% en las encuestas de empresas privadas, marcarían
prácticamente un empate técnico, sin descontar que la infraestructura
rural priísta podría representar una sorpresa en el conteo
final. Sin embargo, ante la prudente
posición del presidente consejero del FE, Luis Carlos Ugalde, el perredista se
proclamó vencedor con una supuesta diferencia de 500 mil votos a su favor,
que representaría poco menos del 1.5% de la votación total, y exigió a las
autoridades electorales a “reconocer nuestros
resultados”. Minutos después, en el Zócalo
capitalino, el todavía candidato presidencial, exhortó a sus seguidores a
defender los votos que supuestamente le darían el
triunfo. La respuesta del panista, en conferencia de prensa y posteriormente
ante sus seguidores, también se adjudicó la victoria y sustentó su dicho
con cifras de conteo rápido de 4 empresas privadas y del PREP oficial, que
tomando la mayor diferencia de 3 puntos, representaría cerca del millón de
sufragios. Los dos coincidieron en que el
miércoles 5 de julio, el IFE respaldaría su triunfo, lo que, visto desde
otra perspectiva, el país tendría dos auto proclamados
presidentes. Muestran en el discurso, una
exigencia que busca presionar al IFE, soslayando que el padrón electoral
de 71.5 millones de electores reflejaría, de mantener sus porcentajes, el
panista representaría el 27.74% y el perredista el 25.41% del total de mexicanos con
credencial de elector. Por los antecedentes políticos
del señor López Obrador aunado a su incendiario discurso posterior al
anuncio del IFE, y de la posición del señor Calderón Hinojosa que hizo
recordar a Don Porfirio Díaz con su frase “paz y progreso”, podría
inferirse que el país entró en un paréntesis de fragilidad político
social, en tierra de nadie que a nadie conviene. Las tentaciones generadas por
las ambiciones de poder, sería el mayor reto de los protagonistas
electorales, para mantener la estabilidad social, máxime que cualesquiera
que llegue, deberá gobernar con un Congreso atomizado en partes iguales en
7 partidos políticos, en donde profundizar las heridas electorales,
auguraría la ingobernabilidad. À | ||
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