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Los
miserables Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ Al señor Vicente Fox no se le da
el deporte. Falló en su pronóstico de 4 a1 de México sobre Angola. Lo malo
es que tampoco se le da la política. Quiso desaforar al perredista Andrés
Manuel López Obrador y lo convirtió en mártir con posibilidad de alcanzar
la presidencia. Tampoco se le dan las inversiones. Su empresa está dentro
del Fobaproa. Si nada se le da, la pregunta
sería: ¿cómo se le dio la Presidencia? La única respuesta conduce al grupo
de osados compañeros de trabajo en la embotelladora transnacional que hizo
posible el flujo de recursos en una ingeniería similar al crimen
organizado, para lograr el objetivo y una vez logrado, no saber que hacer
con él. Bajo esta premisa, sería normal
que el señor Vicente Fox esté empeñado en que se
le de convertirse en el “fiel de la balanza” o el “gran dedo elector”, el
único, para hacer realidad el sueño imposible, por lo menos en la
historia, de la transexenalización o continuidad
del poder atrás del trono, aunque sólo sea para amparar la impunidad
familiar. Proteger esa “horneada” de
nuevos ricos, entre los que destacan sus hijastros que en menos de 3 años
amasaron una importante fortuna blindada a las investigaciones de la
Cámara de Diputados, los propios hijos adoptivos con sus franquicias, y
los apellidos de abolengo vinculados al candidato presidencial panista, Felipe Calderón
Hinojosa. Nos hace recordar la leyenda de
un gobernador neoleonés que al entregar el poder le pregunta a su
tesorero: “¿Cuánto hay en las arcas?” Y la respuesta fue de unos 3
millones de pesos a lo que argumentó: “¡Tráigaselos, porque los que viene
son muy rateros, no se los vayan a robar!” Una reflexión obligada ante la
información del Instituto Nacional de Geografía y Estadística de que el
gobierno, en sus tres niveles, aumentó en 10 mil millones de pesos el
gasto corriente del primer trimestre del 2006, y que no existe
justificación máxime que el sector federal excedió sus gastos que realizó
ignorando lineamientos legislativos en 2005. La primera explicación a esos
recursos, sería que la campaña electoral consume recursos extraordinarios
al margen de los cerca 15 mil millones de pesos destinados por el IFE.
Pero sería caer precisamente en la trampa tendida, ya que el PRI debió
pagar el resto de la multa impuesta, el PAN recibió recursos de programas
sociales y el PRD de su estructura. Desde la óptica del senador
perredista con licencia para hacer campaña como
candidato panista a la Jefatura de Gobierno del
Distrito Federal, Demetrio Sodi de la Tijera
(apellido de rancio porfirismo) la estructura perredista es visible en los grupos que promueven la
prostitución, el ambulantaje, el narcomenudeo, los taxis
pirata que secuestraron la ciudad. Algo debe saber el legislador
con permiso que compartió momentos políticos y sueños con hombres como
René Bejarano Martínez, hábil extorsionador de empresarios y esposo de
Dolores Padierna, delegada en la Cuahutémoc y
que falló en convertir en caja chica a Tepito, Carlos Imaz y su activismo
universitario que renunció como delegado en Tlalpan. Nombres como René Arce que
heredó la delegación Iztapalapa a su medio
hermano y postuló a cargos legislativos a la esposa y la “amiga”. Demetro Sodi de la Tijera
debió escuchar, cuando menos, como la cercana colaboradora de López
Obrador, Fátima Mena aplicó “cuotas” del millón
a empresarios en Tlahuác. No puede minimizarse al
guerrerense Eliseo Moyao Morales con la “cuota”
de 5 millones de pesos a la Universidad La Salle para crear una
biblioteca, la secretaria de Desarrollo, Claudia Sheinbaum, esposa de Imaz, con el exitoso programa de
dos pisos que blindó el asambleísta Francisco Chiguil Figueroa, candidato en la Gustavo A.
Madero. Un particular estilo de
administrar superado únicamente por el candidato presidencial panista, Felipe Calderón Hinojosa y su anterior jefe,
el señor Vicente Fox, en donde todo se oculta
por la magia de la retórica y los millones invertidos en la guerra
mediática de la televisión para esperar, cada uno por su lado, el favor
del voto útil de los miserables en dos semanas
más. À | ||
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