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Ópticas Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ En el primer debate de cuatro de
cinco candidatos presidenciales, se desprenden varias
lecturas: 1.- Ni se sintió la ausencia del
perredista Andrés Manuel López Obrador, 2.-
Elba Esther Godrillo
Morales está al servicio del foxismo, 3.- La
guerra sucia y las filtraciones mostró la entraña de su origen oficial,
4.- El panista Felipe Calderón defiende en el
continuismo devastador de los aprendices del arte de gobernar y 5.-
Roberto Madrazo inició su
campaña. En la víspera, el de Macuspana explicó su inasistencia al debate en su
temor a que le iban a golpear. El diccionario de uso común dice que debate
se entiende como “controversia, discusión” y debatir se infiere como
“combatir, pelear por una cosa”. Es decir, que se defienden las ideas con
la fuerza de la razón, a lo que rehuyó el perredista como candidato y que es un mal augurio de
su forma de gobernar de llegar a la Presidencia. Parecería, empero, que López
Obrador con su primer círculo de operadores salinistas destacados (el auto proclamado ideólogo de
Carlos Salinas, Manuel Camacho, Ricardo Monrreal
que insistía en golpear a perredistas en la
Cámara de Diputados en 1998, Socorro Díaz que entregó el periódico El Día
al salinismo), equivocaron la estrategia. Al
tiempo. Mayor mérito tiene Patricia
Mercado, cuestionada por sus mismos correligionarios como candidata de
Alternativa Socialdemócrata y Campesina, quien enfrentó a tres hombres
aunque bien apoyada por los esbirros del senador Emilio Gamboa Patrón que
tienen acceso a recursos públicos por medio del Seguro Social. Se concretó
a lo suyo, sin rehuir al debate. Sin embargo, en las
aproximadamente dos horas de la sesión en cadena nacional, el alfil de la
amiga de Marta Sahagún, la cacique magisterial
Elba Esther Gordillo Morales, emergió el origen
de las filtraciones que intentaron acabar con el PRI, al decir su empleado
Roberto Campa Cifrián, que recibió de un anónimo
documentos de Hacienda sobre el incumplimiento fiscal de un candidato
presidencial, y dio su nombre: Roberto Madrazo. Suena ilógico cuando el entonces
contralor de la federación, Francisco Barrio, persiguió a líderes
petroleros que al final fueron exonerados del delito aunque insuficiente
para quitar la multa impuesta al PRI, o que se encausaron a radiodifusores
para traspasar las estaciones a la familia presidencial y a editores que
molestaron a las corporaciones, hubiesen desperdiciado la oportunidad de
oro para encausar a Madrazo por evasión
fiscal. La estrategia de Campa y sus
asesores, espurios de la Gran Logia Valle de México encabezados por el
alcohólico tinterillo laboral Pedro Márquez Celaya, obedeció a la consigna
de la chiapaneca Gordillo Morales para obstaculizar la campaña del
tabasqueño Roberto Madrazo sin rubor de sumarse
al panista Felipe Calderón Hinojosa para
sustituir la carencia de programas por la superficialidad y banalidad de
frases ingeniosas. Es claro que el Partido Nueva
Alianza con el sometimiento de unos 400 mil maestros responde al objetivo
foxista de anular las perspectivas del triunfo
priísta, ya que horas antes, el señor Vicente Fox pedía a empresarios asociados con transnacionales,
que no se le satanice al terminar su periodo y
que le dejen vivir en paz en su rancho San
Cristóbal. Un temor válido para el ex
gerente de una embotelladora transnacional si se considera el saqueo y
corrupción imperante en su administración caracterizada por esa enfermedad
que los sicólogos llaman “bipolaridad”, en donde por momentos, parecería
que se da cuenta de la realidad que le mantiene secuestrado por su familia
real y su familia política. Pese a la ofensiva “callejera”
de Campa y Calderón, se antoja pensar que el priísta Roberto Madrazo por fin inició su campaña presidencial con
propuestas viables para recuperar la economía mediante la creación de
empleos con el estímulo fiscal a pequeños y medianos empresarios para
finiquitar la recesión económica y sus efectos
colaterales. Una elemento que hace suponer lo
anterior, es la alta preocupación de la telecracia favorecida por el foxismo, para forzar la interpretación apresurada del
supuesto triunfo del panista Felipe Calderón
Hinojosa y su esfuerzo por mantener la beligerancia de López Obrador en
ausencia. Desde su óptica, los electores tienen la
palabra. À | ||
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