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Telecracia Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ Paralelo a la contienda
electoral de los 5 candidatos presidenciales emerge el peligro de imponer
el supragobierno anticonstitucional de la telecracia por dos vías: La legalización de su poder
monopólico por medio de la Cámara de Senadores y la usurpación de las
urnas por una realidad virtual ajena al mandato de los electores y los
intereses soberanos del país. Con base en el artículo 41
constitucional “el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de
la Unión” en donde los partidos políticos contribuirán “a la integración
de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer
posible el acceso de estos al ejercicio” del Supremo Poder de la
Federación, ordena el artículo 49, dividido en Legislativo, Ejecutivo y
Judicial. Sin embargo, en la presente
contienda electoral se asume la telecracia como
“hacedora” de la voluntad de los electores, al usar la tecnología fílmica
para mostrar a miles de seguidores del panista
Felipe Calderón Hinojosa en “tomas cerradas” de la escasa concurrencia, y
crear el escenario milagroso y necesario para el espejismo de las
encuestas cuya efectividad de penetración se garantiza con distractores, como notas policíacas
magnificadas. Un escenario que abusa del dogma
modernista para imponer una falsa realidad. De las diversas empresas
encuestadoras, tomemos por ejemplo a BGC, Ulises Beltrán y Asociados que
“registra” al perredista Andrés Manuel López
Obrador con 36 %, al panista Felipe Calderón
Hinojosa con 34 % y al priísta Roberto Madrazo
Pintado con 28%. El muestreo realizado del 24 al
27 de marzo con “entrevistas cara a cara”, con 1,200 personas de 120
secciones electorales en 25 estados del país, equivalen a 10 personas por
sección, 48 por estado o, con las recientes cifras del IFE, el 0.0015 %
del padrón electoral con 77 millones 400 mil ciudadanos registrados y con
credencial para votar. Al margen de los juicios
emitidos sobre los candidatos, la empresa adjudica el aparente movimiento
en las preferencias electorales a los anuncios publicitarios en la
televisión y cuya intervención se magnifica en las encuestadoras
vinculadas a los 2 monopolios en lo que se intuye, es una muestra de su
aparente fuerza de poder hacedor de voluntades. Se soslayan elementos
estratégicos como la mala selección de candidatos a cargos legislativos
que debilita la cohesión interna de los partidos, la opinión en prensa
escrita, las cadenas cibernéticas. Cómo si antes de la telecracia era el caos y después el orden. Un dogma
que busca legalizar la Cámara de Senadores al aprobar la nueva Ley de
televisión. À | ||
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