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Ocaso Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ El ocaso es triste. Y el señor
Vicente Fox empieza la despedida. Allí, en el
paradisíaco centro turístico de Cancún, se reúne por última vez con el que
dice que es su amigo, George Bush hijo, presidente de los Estados Unidos y el
primer ministro de Canadá, Stephen Harper, en
medio de la ofensiva anti inmigrante en 20 años
en el Congreso estadounidense. La trilateral convocada para
intentar avanzar en la “asociación para la seguridad y el progreso”,
oculta pretensiones encontradas en la convergencia de apuntalar un
aparente liderazgo en sus respectivos países, si se considera el repudio
al mandatario estadounidense por su invasión a Irak y al mexicano por su
nula gestión que postró al país en la recesión. El señor Fox, congruente con su oportunismo que sorprendió a
los electores en el 2000, busca convencer sobre el éxito de sus inútiles
gestiones para avanzar en un acuerdo migratorio con Estados Unidos, que se
lograron destrabar por las riesgosas manifestaciones de los indocumentados
convocados por líderes de opinión en el sur
estadounidense. Los inmigrantes latinos, en su
mayoría mexicanos, emergieron de la clandestinidad bajo el lema de “somos
trabajadores no delincuentes”, afrontando el riesgo de sufrir la represión
policíaca como la padecieron los estudiantes estadounidenses que se
opusieron a la Guerra de Viet Nam y al periódico New York Times por denunciar las irregularidades
oficiales. Un presión que obligó al
presidente George Bush
hijo a pronunciarse en contra de la construcción de un muro de la
ignominia de mil kilómetros en los 3 mil kilómetros de frontera con
México, pero guardando su distancia sobre las medidas policíacas que
incluye a ex combatientes en Irak en las filas de l Border Patrol con equipos
sofisticados. Con estas declaraciones, el
mandatario estadounidense busca evitar que se abra otro frente político en
contra de su administración que ya enfrenta la cólera de los
contribuyentes por el fracaso de la guerra contra Irak en donde se retrasa
el control mundial del petróleo y solamente se beneficia a las empresas
del Vicepresidente Dick Cheney. Sin embargo, Arturo Valenzuela,
director de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Georgetown y ex
asesor del entonces presidente William J. Clinton, observa el fondo de la cumbre que se realiza
en un centro turístico creado en la administración de Luis Echeverría:
“Una reunión trilateral para hablar sobre seguridad puede leerse como una
instancia para desviar la atención sobre
migración”. Empero, parecería ser que ese es
el fondo real al denominarse la Reunión para la Asociación para la
Seguridad y el Progreso, que hace recordar al embajador mexicano en
Washington en 1824, Zozaya: “Parecería que los
americanos al norte del Río Bravo, creen que su capital debe ser la de
toda las Américas”. Una visión que se fortalece con
la declaración del hijo del ex director de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) y su proyecto de una guerra nuclear controlada en
Europa, respeto a que no se involucrarán en el proceso electoral mexicano
y que trabajarán con el que gane las elecciones presidenciales del 2 de
julio próximo. La frase que recogió José
Carreño Figueres, corresponsal de El Universal en Washington, en la
víspera de la trilateral, se interpretó por el equipo de campaña del
tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, como un reconocimiento a la
supuesta ventaja que lleva en las encuestas capitalinas con menos de dos
mil electores con teléfono. Sin embargo, la seguridad de los
Estados Unidos, según su coordinador de las 20 agencias espías, John Dimitri Negroponte,
implica un cinturón sanitario que va del Bravo al Suchiate y exige la globalización de la lucha
antiterrorista en un aparato supra militar
latino americano con mando central en la Dirección Nacional de Seguridad
de la Casa Blanca. En tanto, el Progreso depende
del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas que se interpreta como la
libertad de la zorra en el
gallinero. Dos temas en donde el señor
Vicente Fox se mostró servicial sin importarle
el alejamiento de naciones hermanas y que como portavoz del presidente
Bush hijo en que se asumió en enero de 2001,
deberá cumplir su trabajo regional en la recta final de su mandato si
quiere que los Estados Unidos acepte su nuevo caballo tabasqueño amarillo
y negro. Negociaciones tras bambalinas
que serán desviadas de la opinión pública con el tema
migratorio. À | ||
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