Arcano |
Intuitivo Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ En el tiempo de confusión, los
opuestos se encuentran. Liébano Sáenz y Alfonso
Durazo. El de Chihuahua opera el apoyo de Ernesto Zedillo y el de Sonora se suma por una difícil
candidatura a Senador. Dos galardones para el tabasqueño Andrés Manuel
López Obrador que se siente Presidente con el espejismo de las
encuestas. Sin embargo, la convergencia es
la traición. En sus memorias se soslaya cómo se traicionó al PRI para
promulgar un decreto presidencial con el 5% de casillas computadas a favor
del ex gerente de una embotelladora transnacional y obedecer, no los
acuerdos secretos salinistas de 1993, sino el
compromiso de enero de 1997 en que se hipotecó el ingreso petrolero y se
entregó la política económica a la Reserva Federal de Estados
Unidos. Por su lado, Durazo olvidó que
su amigo Luis Donaldo Colosio fue enfrentado por el secretario de
Información Propaganda del PRI desde noviembre de 1993, gratificado con la
Secretaría Particular del beneficiario de una muerte incomprensible el 23
de marzo de 94. Su lealtad que dice es con la
democracia de México, queda en duda. Sirvió en la Secretaría de
Gobernación en la administración Zedillo y
renunció. En mayo de 2000 se subió al carro foxista y ocupó el cargo de su antiguo rival y después
sumó el control y manejo de la información presidencial para renunciar en
2004. El argumento es que confió en el
proyecto del señor Fox y salió al ver que no
había programa más que la imposición de su serenísima Martita que ya
cobijaba a sus pequeños en sus empresas constituidas en 2003. ¿Cuánto
tardará en percatarse que no existe un Proyecto de Nación en su ahora
protector y que fue acérrimo enemigo de Colosio? Por si fuese poco, quedó bajo el
mando de Manuel Camacho Solís, el auto proclamado ideólogo del salinismo y resentido porque perdió la Secretaría de
Gobernación frente a Fernando Gutiérrez Barrios y la candidatura
presidencial a favor de Colosio. Y ahora, otra
vez sueña con el poder presidencial con el espejismo de las encuestas
capitalinas que le dan 10 puntos de ventaja cuando tienen un voto duro
inferior a los 4 millones de electores. Elementos que obligan a
preguntar: ¿Qué sabrá Durazo, el custodio de secretos foxistas, para ir a los brazos de sus viejos
adversarios? Se intuye una peligrosa elección de
Estado. À | ||
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