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Anticampaña Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ En el registro de los candidatos
presidenciales ante el IFE, el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado mostró
una mayor solidez sobre el michoacano Felipe Calderón Hinojosa y el de
Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, y no precisamente por la
contundencia del discurso, sino por la campaña anti priísta con tintes ultraderechistas, del domingo
pasado. Parecería que las fuerzas
conservadoras dudan de la milagrosa eficiencia clerical para inducir el
voto razonado de la feligresía y de que los operadores de El Yunque
incrustados en el PRI consigan el éxito de socavar las estructuras
partidistas, como estrategias centrales a favor del panista de 44 años Felipe Calderón
Hinojosa. Los antecedentes inmediatos se
ubican en julio pasado, cuando apareció un panfleto tamaño oficio con
datos de un libro publicado por el hermano del secretario de Gobernación,
Carlos Abascal Carranza, en donde se acusa a Carlos Alberto Madrazo Becerra, padre del hoy candidato presidencial
del PRI, de haber disparado sobre dos mujeres en Coyoacán, y la supuesta protección que recibió del
presidente Lázaro Cárdenas del Río. Sin embargo, la historia ha
confirmado que el alto clero político no escatima derramar sangre para
restaurar sus cotos de poder que le garanticen sus canonjías y prebendas,
lo mismo para enviar a Juan Nepomuceno Almonte a
ofrecer a Napoleón El Pequeño el reino mexicano que en impulsar el
magnicidio presidencial y la lucha cristera. En 1977, El Vaticano nombró a
Girolamo Prigioni como
Nuncio Apostólico en México, y el resultado de su gestión se observó en
1992, con las reformas al Artículo 130 Constitucional, que fueron posibles
por la traición del diputado masón Manuel Jiménez Guzmán, que emitió un
comunicado a nombre de todos los liberales a favor de la
reforma. Hay, empero, preocupación en el
alto clero político de que la contrarreforma juarista iniciada por Carlos
Salinas de Gortari y su “ideólogo”, el hoy perredista Manuel Camacho Solís, sobrino político de
un alto jerarca clerical, pueda llegar a su fin cuando apenas comenzaban a
gozar las mieles de la restitución de sus
fueros. El ex gerente de una
embotelladora transnacional fracasó en el cambio prometido y colapsó las
aspiraciones, tanto imperiales como clericales, orillando al país al
riesgo de la violencia social, lo que no es importante para la clerecía
acostumbrada a “purificar” limosnas del narco o
bendecir aviones genocidas del pueblo indígena o
español. Si a nivel mundial el alemán SS
Joseph Retzinger conocido como Benedicto XVI
condena al terrorismo para avalar la política imperial de los Estados
Unidos, a niveles nacionales se oficializa la “contribución” del clero en
las acciones gubernamentales electorales, y con el confesional secretario
de Gobernación, parecería que organizó la campaña anti priísta. La urgencia respondería a que el
tabasqueño Roberto Madrazo Pintado profesa una
religión distinta a la católica, y si bien no es masón, su formación
familiar y educativa le identifican con los
elevados principios liberales y que construyeron y dieron identidad a la
Nación Mexicana por lo que tendría una afinidad al respeto al estado
laico. Carlos Quintanilla Yerena, presidente del Consejo Mexicano y serio
precandidato a Senador por Nuevo León, ha precisado en foros mundiales y
nacionales, que el estado laico no es excluyente de la religión, sino
garante de la libertad y derecho que tiene cada uno para profesar la fe
que haya heredado o adoptado en su vida. Un elemento que choca con la
ambición de regresar a la Religión de Estado que con Torquemada incineró a más de 5 mil judíos y musulmanes
radicados en España. Y estos elementos se encuentran
plasmados en la plataforma ideológica del PRI, en donde políticamente se
formó su candidato presidencial, heredero del Ciclón del Sureste, Carlos
Alberto Madrazo Becerra, quien fue desaforado
como diputado federal por el Presidente Manuel Ávila Camacho, para
castigar el pecado del tabasqueño de haberle
dicho: “Señor Presidente, en México no
existe la democracia”. Curiosamente, el supuesto abuelo
del perredista Manuel Camacho Solís, mostraba
cercanía con el alto clero político que se estrechó con Vicente Fox, al grado que olvidando su investidura
Presidencial se arrodilló ante el Jefe de Estado Vaticano, Juan Pablo II,
sin descontar que apoya las labores del Opus
Dei. Elementos que crean las
suspicacias del origen de la Anticampaña
Electoral, por el miedo a los 10 millones de votos duros, casi el 80% de
los necesarios para obtener el triunfo en 2006. À | ||
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