Arcano |
Indígenas
Chiapanecos Por Mario Luis ALTUZAR
SUAREZ LAS MARGARITAS, Chis.- Los 15
minutos prometidos por Vicente Fox para resolver el conflicto
neozapatista, se han prolongado por 5 años, en donde la retórica enfrenta
la realidad de una política contraria a los justos reclamos indígenas y
que sirve de bandera al alto clero político con su ambición de restaurar
su rectoría en el estado. Se pensaba, incluso, que el ex
priísta Pablo Salazar Mendiguchia, al renegar de
su partido para ser postulado como candidato a gobernador por una alianza
que encabezó el PAN, sería una garantía para atender la promesa electoral
del ex gerente de una embotelladora transnacional, bajo el supuesto de ser
descendiente de una profesores rurales pobres. Del 1 de diciembre a la fecha,
los resultados son negativos. A nivel federal, Luis H. Álvarez, encargado
de las negociaciones con los neozapatistas,
carecen del nulo acercamiento con las fuerzas beligerantes del subcomandante Marcos quien lanzó su proclama de La
Otra Campaña y el abandono unilateral de las
armas. Empero, la retórica del sistema
de los empleados de las transnacionales muestra la divergencia en los
hechos, por medio de la administración local caracterizada por encausar a
líderes indígenas, aunque lo más grave sería el abandono de los mínimos
programas iniciados en 1994 para presentar respuesta a la Declaración de
San Andrés. Se recuerda que en septiembre de
1994 se inició el Proyecto de Educación Comunitaria Indígena en donde se
reclutaron a jóvenes con bachillerato, secundaria, licenciados en
pedagogía y ciencias sociales y en pre escolar.
Se estima una planta de 2,200 docentes a la fecha que atienden a poco
menos de 20,000 niños indígenas. Los reclutados recibieron cursos
de Inducción a la Docencia de dos meses en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas en la
Secretaría de Educación del Gobierno del Estado. En plena euforia del tecnopriísmo zedillista que
obedecía el mandato del Fondo Monetario Internacional, el principal ariete
del imperialismo disfrazado de globalización, se intentó cancelar el
proyecto que exige recursos públicos sin utilidad inmediata o visible, de
la nueva realidad económica: Un gobierno chiquito y
eficiente. Aunque la movilización de los
promotores logró el reconocimiento de su trabajo para permanecer en el
servicio a las comunidades, poco se avanzó jurídicamente para lograr el
nivel de trabajadores del gobierno estatal o federal, y en la
administración de Salazar Mendiguchia se les
ubicó, incluso, como prestadores de servicios
temporales. Una situación que se agudizó en
2004, bajo el argumento de que los promotores que carecieran de la
licenciatura terminada se les darían de baja en forma automática. Otra
movilización logró en agosto de ese año evitó el despido
masivo. Lamentablemente, para poder
permanecer en la plaza de prestadores de servicios temporales, los
promotores tuvieron que firmar una carta compromiso en que renuncian a
cualquier prestación como trabajadores al servicio del estado chiapaneco,
y lo que se encuentra al margen de las leyes laborales y acuerdos
internacionales. Se rigidizaron las precarias condiciones laborales de los
docentes al grado de que el reunir tres faltas son dados de baja en forma
automática, y que desde el inició de la gestión de Pablo Salazar Mendiguchia, jamás se les ha dado un aumento de
salario, ubicándose actualmente en 850 pesos mensuales, que se encuentra
por debajo del salario mínimo vigente. Para desarmar cualquier reclamo
de los trabajadores, el gobierno estatal guarda como secreto de estado el
techo financiero del Proyecto de Educación Comunitaria Indígena, con el
pretexto de que es la Secretaría de Educación Pública, encabezada por
Reyes Tamez, la responsable de manejar los
recursos que, hasta donde se sabe, existe sólo una
coordinación. Con estos elementos en la
víspera de la sucesión presidencial, se detectó el aumento del activismo
político de Acción Católica congruente con la intensificación de la
campaña publicitaria a favor de la imagen del gobernador, y que se
encuentran muy distantes de posibles acciones de gobierno a favor de los
chiapanecos. Sin menospreciar el creciente aumento de sectas de diferentes religiones vinculadas con la ideología imperial de los Estados Unidos, se observa que en Chiapas empieza a bosquejarse la última frontera político electoral para perder o restaurar el destino de una nación que es acechada desde 1823 por la capital imperial, Washington. À | ||
|