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Columnas
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Combatir al crimen organizado, parece complicado, después de la omisión del foxismo para cumplir con su responsabilidad de brindar seguridad a los mexicanos, creció el narcotráfico y los secuestros, considerados como el crimen organizado y que según funcionarios del calderonismo, operan como la Mafia Siciliana o de Palermo. “Se disparó el narcomenudeo 700%”, es la cabeza principal del 26 de diciembre de El Sol de México, periódico insignia de Organización Editorial Mexicana. La investigación periodística atribuye ese incremento a la sobreproducción de cocaína y heroína debido al cambio de preferencia de los consumidores del primer mercado mundial: Estados Unidos. Entre las ciudades más afectadas se mencionan al Distrito Federal con gobierno perredista desde 1997 y Acapulco que fue administrado por el actual gobernador de Guerrero, el perredista Ceferino Torreblanca Galindo y actualmente por el político y actor afecto a las motocicletas Felix Macedonio, de estirpe radical en la toma de la Cámara de Diputados. Las cifras que comprenden la gestión federal del señor Vicente Fox y simultáneamente del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador en el Gobierno del Distrito Federal, con la novedosa incursión de drogas sintéticas o las elebaoradas con efedrina, cafeína y mezcalina, conocidos como “yaba” y “GHD”, distribuidas a jóvenes en los antros y centros nocturnos. Sin embargo, el tabasqueño López Obrador desvió su responsabilidad en el crecimiento del problema con la queja plañidera de un complot en su contra y el empleado que dejó en su lugar, Alejandro Encinas, se jactó de haber reducido el índice criminal con base en el número de denuncias que, efectivamente bajó, por el miedo de las víctimas. Incluso, las denuncias en tiempo y forma de la proliferación de antros en la delegación Cuauhtémoc a cargo de la perredista Dolores Padierna, se politizó al ser descubierto su esposo, René Bejarano Martínez, en la extorsión millonaria al empresario de origen argentino Carlos Ahumada Kurtz, protegido del salinismo salvaje. Es cierto que el tráfico de enervantes es un delito federal, empero, la autorización de funcionamiento y supervisión de los antros y centros nocturnos corresponde a Servicios Públicos de cada delegación del gobierno capitalino, sin que se conozcan denuncias de esas áreas sobre tráfico de drogas, de personas extranjeras y armas. Su vez, la gestión del señor Vicente Fox que jamás entendió las facultades y responsabilidades de la institución presidencial, se caracterizó por la omisión ante el despliegue y fortalecimiento de los sindicatos de narcotraficantes y de 400 bandas dedicadas al secuestro y en donde la ciudadanía sospecha del vínculo oficial. Hay elementos: Al ser derribado el helicóptero en que murió el Secretario de Seguridad Pública Federal, Ramón Martín Huerta, funcionarios menores que llegaron al lugar de los hechos contaron con la sospechosa eficiencia de la Agencia Federal de Investigaciones de la PGR para liberar casi simultáneamente al entrenador de futbol Ramón Omar Romano. En el gobierno del señor López Obrador, se descubrió que un funcionario de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal encabezaba una banda de secuestradores y el académico Bernardo Batis señaló que “lo hacía en su tiempo libre”. Con estos antecedentes, es normal que el narcomenudeo haya crecido 700% y estén en la impunidad los secuestradores, y aún faltan datos de las bandas de robacoches, de los asaltabancos y de los responsables en el asesinato de 30 periodistas y 5 desaparecidos en el foxiato, en donde la omisión también es un delito configurado en el Código Penal Federal, una de las serpientes de la Medusa del crimen organizado. |
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