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Arcano Político

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

 

Austeridad

Con escaso margen de maniobra económica y un excelente capital político, renació la esperanza de la mayoría de mexicanos en el futuro inmediato. La piedra angular fue, sin lugar a dudas, que el señor Felipe Calderón se presentará ante el Congreso para rendir la Protesta y asumir constitucionalmente el encargo presidencial.

Demostró el panista michoacano su determinación de enfrentar los desafíos. Más, el refrán popular sentenció que lo importante no es llegar sino sostenerse en el cargo. Aun está abierta la herida de la promesa incumplida del ex empleado de una transnacional que descansa en su rancho de San Cristóbal.

El liberal potosino, Jaime Chalita Zarur, vicepresidente del Consejo Masónico Mexicano, señaló puntualmente la duda de ciertos nombramientos en el gabinete presidencial. Destaca Agustín Carstens, adoctrinado por los teólogos de la globalización que intentó gravar con impuestos los alimentos y medicinas en la primera parte del foxismo. No se olvida.

Sin embargo, el dirigente del organismo cúpula masónico, Chalita Zarur, también expresó su confianza en que el señor Calderón Hinojosa reoriente hacia un espíritu humanista sus programas de gobierno, es decir, que se retome al ser humano como eje de la política y el desarrollo de los factores de la producción que generen riqueza para distribuirla después.

Un signo alentador, es que el 3 de diciembre, firmó el presidente Calderón, el decreto de austeridad que reduce en 10 por ciento los sueldos a secretarios, subsecretarios, titular de unidad o equivalentes, así como en gastos de representación y celulares, que implicaría un ahorro de 2 mil 500 millones de pesos.

La medida que podría adjudicarse a la plataforma del candidato perdedor, el perredista Andrés Manuel López Obrador, tiene un símbolo histórico más profundo, al recordar la austeridad republicana del Patricio de las Américas, Benito Pablo Juárez García, que al morir el 18 de julio de 1872, el erario le adeudó 18 mil pesos de sueldo su última gestión.

Requiere de creatividad e imaginación para enfrentar las devastadoras condiciones económicas en que recibió al país. Un ejemplo, el presidente de la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, Raúl Alejandro Padilla Orozco, informó en una reunión de panistas en Zapopan, Jalisco, que el 90 por ciento de los recursos “ya están asignados”, lo que deja un mínimo margen de maniobra.

Con base en el Consenso de Washington, perfeccionado en su tercera generación y al que se encuentra inclinado el señor Carstens, se debe ajustar el programa económico por medio de impuestos cautivos, como el IVA, y exonerar de impuestos a los grandes capitales para favorecer el aumento de la inversión extranjera.

Sin embargo, la pérdida del 80 por ciento del poder adquisitivo de los salarios que aumentó de 24 millones a 54 millones los mexicanos en pobreza extrema, mientras que el resto pasó a la pobreza, presentan un cuadro social lacerado que difícilmente pudiesen resistir una escalada impositiva para mejorar el margen de maniobra presupuestal del 2007.

Por ello, al decretar una política de austeridad en la nómina de la alta burocracia, renuevan la esperanza de que el señor Calderón encuentre la tercera vía a la política económica, aunque para ello, requiere tiempo si se considera que recibe los vicios del foxismo que afectan el primer presupuesto de su administración.

Y es precisamente el tiempo su principal adversario, por lo que se considera que los primeros nombramientos de su gabinete, serán efímeros al responder a compromisos de campaña, como el del elbista Miguel Ángel Yúnez Linares en el ISSSTE, que ante las urgentes necesidades de la agenda nacional, es previsible su remoción en menos de un año.

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