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Arcano Político

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

 

Prevaricadores

Inicia hoy un periodo crucial para definir el futuro de México: 1.- Andrés Manuel López Obrador se sumirá como líder opositor o caudillo guerrillero, 2.-  El PRI adoptará la monarquía o se confirmará como demócrata y, 3. Felipe Calderón cederá al clero político la instauración de la religión de Estado o preservará la laicidad.

Tres puntos que parecen tan distantes y que convergen en las ambiciones de poder terrenal de los hombres que manosean peligrosamente el nombre de Dios, buscando la satisfacción personal y de grupo sin reparar en el daño irreversible a la nación, al retrogradar hacia etapas superadas y plasmadas en la Constitución.

La coyuntura histórica tiene su raíz en la reforma constitucional al artículo 130 que por orden presidencial elaboraron los diputados priístas Roberto Madrazo y Manuel Jiménez Guzmán con asesoría del desaparecido Carlos Vázquez Rangel, dos masones expulsados de la Gran Logia Valle de México y que operaron la aprobación del Congreso en 1992.

Ocho años después, el señor Vicente Fox asistió primero a la Basílica de Guadalupe y después al Congreso para ser investido presidente de todos los mexicanos. En su discurso mencionó en primer plano a su familia y amigos y nombró distinguidos miembros del Opus Dei en su gabinete. En enero de 2001 inauguró un centro opusdeísta en Acapulco.

El 30 de julio de 2002, el señor Vicente Fox se hincó y besó el anillo del Papa Juan Pablo II de visita en México. En su administración reintegró propiedades al alto clero político y en los últimos días de su gestión, el 15 de noviembre de 2006, asistió al Congreso de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Si bien es cierto que el señor Fox obedece a su religión personal, también es cierto que debe respeto y tolerancia a los seguidores de otras religiones al haber jurado como presidente de todos los mexicanos, “guardar y hacer guardar la Constitución” que es laica para garantizar el derecho religioso de todos y cada uno de los ciudadanos.

La prevaricación constitucional del señor Vicente Fox generó el activismo político clerical en las elecciones presidenciales, lo mismo en el púlpito que en su membresía en las urnas, y recientemente, la injerencia del Cardenal Norberto Rivera Carrera en la crisis de Oaxaca, con el rechazo de organismos civiles y la posterior protección policíaca a la Catedral.

Por extensión, el gobernador de Oaxaca, el priísta Ulises Ruíz se cobijó el 17 de noviembre con la Agrupación Cristianos en Movimiento y otros iglesias similares, para postular que "el único que quita y pone autoridades es Dios", el principio validó a las monarquías y es inexistente en el caso del político que se supone, fue investido por mandato de las urnas.

Se observa un irresponsable intento de polarizar el conflicto oaxaqueño, si se considera que el purpurado católico bendice a la fuerza policíaca foxista frente a un cristiano mandatario estatal. Definir la crisis estatal como Católicos contra Cristianos, es caer en superficiales respuesta a las legítimas espiraciones de los olvidados de la macro economía de Fox.

El riesgo es que el la postura monárquica del ejecutivo oaxaqueño sea importada por el PRI nacional, en donde las corrientes confesionales que ejercen el poder partidista, se enfrenten a correligionarios de otros credos, independientemente de que sean ellos el enlace para imponer la religión de estado que pretende el alto clero político de Carlos Aguiar Retes.

Máxime que el masón Manuel Jiménez Guzmán ocupa un cargo de influencia en el Supremo Consejo de México de Lucerna y en el delirium tremens de un tinterillo laboral que se ostenta como dirigente de Valle de México, para repetir la historia del 92 con el Artículo 130 Constitucional, en el 2007 con el Artículo 24 a propuesta clerical.

En este marco y aunque evitó vincularse en una lucha religiosa, el perredista tabasqueño López Obrador invocó en su iluminismo conceptos bíblicos, como el éxodo por la democracia en 1994 en referencia al éxodo de los judíos, y que hoy asumirá, dice, como presidente legítimo en el Zócalo capitalino para “enfrentar a la derecha neofascista”.

Un periodo de definiciones para el país en que urge atender la convocatoria del liberal potosino Jaime Chalita Zarur a consolidar el Consejo Masónico Mexicano y rescatar los principios de los hombres que diseñaron el proyecto de nación libre, autónoma y soberana, con respeto de credo de todos y cada uno de los ciudadanos y delinear el pacto social propio.

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Correo: :altuzar@arcanorevista.com

 

 

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