Arcano

 

Reaccionario

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

Recuperó Oaxaca “la paz social y la tranquilidad”, afirmó el señor Vicente Fox a 27 horas de la incursión policíaca. Tiene una curiosa forma de entender el mandatario saliente el uso de la fuerza pública (último recurso de la política), como la suma del diálogo democrático y la búsqueda de acuerdos, con la implementación del orden y el respeto a la ley.

Sorprendente fue su reacción. Suspendió su descanso en su rancho San Cristóbal y viajó en helicóptero a Los Pinos, convocó al Gabinete de Seguridad y ordenó las acciones policíacas a escasas 24 horas de que fuese asesinado en la colonia Calicanto, el periodista estadounidense Bradley Roland Will. Los mexicanos muertos no merecieron tanto.

La sorpresa se debe a que en 160 días de crisis, el Ejecutivo y su secretario de Gobernación, su eminencia Carlos Abascal Carranza, ignoraron el clamor de la sociedad oaxaqueña, a los concesionarios de radio despojados, a familiares de un motociclista degollado y una mujer que murió en la ambulancia, a enjuiciados y exhibidos como en la inquisición.

Una acción foxista parecida a la del nicaragüense Anastasio Somoza Debayle en abril de 1979 cuando un periodista televisivo de los Estados Unidos fue asesinado a sangre fría por un soldado y el video del crimen dio vuelta al mundo. Cayó en julio el dictador. Ahora, el Departamento de Estado exige “una investigación vigorosa” cuando reina la impunidad.

Con base en estos antecedentes, se antoja como normal que el señor Felipe Calderón se apresure a respaldar la sorpresiva acción foxista en donde existen dudas sobre la causa de la omisión por tantos días para cumplir sus responsabilidades constitucionales, así como el inexplicable desbordamiento de una crisis en donde se oculta la mano que mece la cuna.

 

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