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El Complot

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

 “¡Vámonos a la bola!” La frase resonó en el México profundo, en los balbuceos del siglo pasado. El modelo porfiriano de “orden, paz y progreso” dividió al país en dos: Los campesinos acasillados por las “tiendas de raya” con deuda impagables y obreros con salarios de hambre contra terratenientes o socios de extranjeros en la incipiente industria.

Francisco I. Madero movilizó la oposición pacífica con “La Sucesión Presidencial” que retomó el diagnóstico y soluciones de Ricardo Flores Magón. Ganó la elección y después de una fuerte lucha político social, y hay quien dice que con apoyo de Estados Unidos decididos a castigar a Porfirio Díaz por su defensa de Santos Celaya, asumió el poder.

Los perredistas podrían preguntarse: ¿Por qué si Andrés Manuel López Obrador proclamó “por el bien de todos, primero los pobres”, publicó su Proyecto Alternativo de Nación y movilizó la defensa del supuesto triunfo, incluida una entrevista en la tele de Estados Unidos, y hay guerrillas en 14 estados, se le complica llegar a la Presidencia?

Tal vez se deba a un complot histórico y que llama la atención de estudiosos y observadores internacionales: Al consumarse la Revolución Mexicana de 1910 nació la “clase media” que enlaza las perspectivas de crecimiento económico y social de los pobres con sus legítimas aspiraciones y posibilidades de ingresar al siguiente estrato social.

Amenazada desde 1982 por la tecnocracia, la clase media creyó en el cambio prometido del señor Vicente Fox y desilusionada, representó ese 10% de ventaja en los dos primeros tercios de la campaña del señor López Obrado y lo pulverizó al radicalizar su discurso. Los que se mantuvieron, hoy se alejan por temor de enrolarse en la nueva “bola”. Así perdió.

Sin embargo, no aprendió. Y juega al “todo o nada”, tal vez por la influencia de su principal operador, el salinista Manuel Camacho Solís, quien renunció a la regencia del Distrito Federal en 1993 al saber que le ganó la carrera a la candidatura presidencial, Luis Donaldo Colosio y a la Cancillería para ir contra el PRI como fallido negociador en Chiapas.

Curiosamente, está rodeado de ex priístas que en su tiempo mostraron su beligerancia anti perredista: Camacho artífice de la negociación en lo oscurito con Cuauhtémoc Cárdenas, Monreal que buscaba organizar a los diputados para “romperles la madre”, el hidalguense Guadarrama que fue acusado de agresiones mortales a perredistas. Eso sí: Son violentos.

Jurídica e institucionalmente, el señor López Obrador fue beneficiado por el TRIFE ya que de aproximadamente 2 mil casillas impugnadas con recursos deficientes, se ordenó abrir 11 mil 839 en 26 estados, aunque el nerviosismo del tabasqueño podría explicarse en que la apertura de los paquetes en dominios elbistas confirme un fraude pero, ¡contra Madrazo!

Y eso no le serviría de nada. Aunque su resistencia pacífica tiene una gran utilidad para la pareja presidencial. Mientras todos se preocupan y ocupan del siguiente exabrupto del impugnador, la otra parte del poder en Los Pinos, Martha Sahagún Jiménez, aseguró la impunidad del enriquecimiento de sus vástagos, muy explicable, y está tranquila.

La razón es obvia: El ex coordinador de giras de la Presidencia de la República, Manuel Espino, impuso el 7 de agosto a su incondicional jalisciense investido de sonorense, Héctor Larios Córdoba al frente de la fracción parlamentaria en la Cámara de Diputados y en la de Senadores al consentido de la señora, el científico porfiriano Santiago Creel Miranda.

Se ha generado tal confianza que el señor Fox, por primera vez en casi 6 años, se mostró “político” al ponderar las libertades que se disfrutan en el país, como el de expresión, aprovechando que el joven Misael Jiménez Pineda levantó una pancarta que le señalaba como “traidor” y los asistentes a la inauguración de la obra, lo sacaron a empellones.

¡Qué fácil es ignorar a 23 periodistas asesinados y 3 desaparecidos en su gestión! Celebrar la ley mordaza contra funcionarios y reporteros. Pero que serán recordados el próximo viernes en la Décimo Sexta Comida de la Unidad Periodística en el marco de su Cuadragésimo Séptimo Aniversario del Club Primera Plana, presidido por Raúl Durán.

El anfitrión y testigo de honor, el líder de la FSTSE Joel Ayala Almeida, que resistió la embestida foxista para desaparecer a su organización, entregará el Reconocimiento como Decana del Periodismo Tamaulipeco a Araceli Solano y por su 30 años a Isabel Zamorano Ramos, por 25 años a Pilar Ferreira García y por 40 a Humberto Hernández Gómez.

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