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Los Minoritarios

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

Judicializar el proceso electoral presidencial, por la impugnación perredista, lejos de proyectar dos modelos económicos y políticos, muestra la soberbia y ambición de un grupo que se veía en el ejercicio del poder y por otro lado, la incapacidad política para plantear respuestas oportunas a la sospecha de fraude electoral. Y en la polarización, el país pierde.

Veamos que el margen de militancias partidistas, el impugnador y el impugnado suman 29 millones 756 mil 634 votos, que representarían el 28.33% de la población total, estimada en 105 millones de habitantes, por lo que, ni ejerciendo el poder en forma de cohabitación, tendrían la verdad absoluta de lo que desean todos y cada uno de los mexicanos.

Si nos atenemos a las cifras del IFE, cada uno tendría 15 millones de votos “redondeados”, que en relación a la población nacional representan el 14.28% y en proporción a los 71 millones 350 mil 976 electores con credencial sería el 21.02%. En ninguno de los dos casos se alcanza el 50% más uno exigido en la soberanía democrática de una nación y por lo tanto, serían legales en la ilegitimidad minoritaria.

La diferencia del 0.58% registrado por el IFE, igual a 243 mil 934 votos favorables al panista Felipe Calderón Hinojosa, prácticamente le amarran las manos para la ejecución de programas gubernamentales con el escaso apoyo de la primera minoría en el Congreso con el 41% del total de 628 legisladores, insuficiente para aprobar las reformas estructurales.

Suponiendo que la resolución del Tribunal Electoral Federal del Poder Judicial de la Federación, diese un dictamen contrario al resolutivo del IFE, y se contabilizara voto por voto, en donde se revirtiese ese porcentaje a favor del perredista Andrés Manuel López Obrador, la situación en el Congreso seguiría siendo la misma.

Es decir, que cualquiera de las dos fórmulas es una “representación minoritaria” frente al universo nacional o el padrón electoral, en un país dividido en dos: El norte favorable al panista Felipe Calderón Hinojosa y el sureste a favor del perredista Andrés Manuel López Obrador, lo que anticipa problemas en la aplicación de programas gubernamentales.

Debe observarse, por ejemplo, que la pobreza muestra signos distintos y propios. Un ejido pobre en Nuevo León tiene por lo menos su vaca, gallinas y hortaliza pequeña mientras que en el sureste, carece de estos insumos. Por lo mismo, aplicar un programa de ayuda mensual sería una limosna en un lado y salvación en otro.

Un lector de Arcano Político, el ingeniero Leopoldo Peña del Bosque, señala: “Qué mejor oportunidad se le puede presentar al licenciado Calderón para promover la unidad, que el solicitar al IFE y no al TRIFE, que en razón de las dudas que tiene su opositor más importante, y para efectos de limpiar ante la Nación el buen nombre de ese Organismo Electoral, se proceda a recontar voto por voto, todas las casillas”.

Añade: “Esta simple decisión, que no llevaría más de tres días implementarla, y cuyos conteos pudieran sumarse incluso a mano en la Capital por los partidos en disputa (ya que hasta los propios sistemas del IFE están en entredicho), despejaría el panorama de dudas y sucedería el esperado y necesario reconocimiento general de las elecciones”.

De lo contrario, dice, “el que se vayan los alegatos de inconformidad hasta el TRIFE,  complica el que se de rápidamente la unión ciudadana y de partidos, y difiere el que nos pongamos a trabajar juntos en beneficio de la Patria, reestableciendo la concordia, luego el pronto pronunciamiento responsable del Lic. Calderón es imprescindible para aplacar los ánimos y para ganarse cabalmente la confianza de sus adversarios y de la nación entera”.

Un lector que indica: “Es en la simpleza del raciocinio y del buen obrar donde se cifra el ganarse la confianza del cien por ciento de los ciudadanos del país, porque hay que recordarles a ambos candidatos que, 15 millones de votantes de cada uno con lo que pretenden gobernar un país de 70 millones de electores, y de 105 millones de habitantes, y eso no alcanza a ser ni el 15% del total de la población, o el 22 % del total de electores”

La conclusión del lector es coincidente con los puntos de vista de muchos mexicanos: “Entonces requerimos menos soberbia de ambos y que se ganen a pulso el respaldo de quienes no votaron por ellos, es entonces necesario que se pongan a recontar voto por voto y asunto arreglado. Muerto el perro morirá la rabia por añadidura".

Y se despide: “Con los atentos saludos de un humilde ciudadano que no desea que se compliquen las cosas innecesariamente”. O como se dice en Monterrey: Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo.

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