Los saqueadores

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

El escándalo apenas empieza. Y según los indicios, el confesional secretario de Gobernación, intenta servir a su cofrade. La voz popular inquiere: ¿A cuánto asciende el saqueo? Se antoja difícil que la actual Cámara de Diputados, encargada de investigar a los hijastros y esposa del señor Vicente Fox, logre dar una respuesta plena.

Para el refranero mexicano, es claro: El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver. Se aplica a la aspirante fallida a la presidencia municipal de Celaya cuyos desaires al cumplimiento de su propia religión pasan a segundo término ante el apresurado como inexplicable enriquecimiento por medio de sus vástagos.

Una ambición desmedida que se observó en las caras toallas presidenciales como en la vestimenta de marca y que le costó el cargo a un amigo que trabajó en la ingeniería financiera similar al del crimen organizado, para arribar a la Presidencia. Empero, esos detalles son minúsculos por los indicios del tráfico de influencias en sus propias empresas.

El orgulloso de las faldas de su mujer retó a la opinión pública y a los legisladores en funciones de investigadores por la marcada connivencia de la Procuraduría General de la República, al decir que el acusador debe probar. Palabras en la víspera de que el despacho Escobar, Consulting & Associates entregara su informe a la Cámara de Diputados.

Se antoja pensar que el ex gerente de una embotelladora transnacional que adquirió las siglas del conservador PAN, estuviese seguro de que el informe presentaría serías deficiencias para poder probar el tráfico de influencias de sus hijastros y que llevó al diputado coahuilense por Convergencia, Jesús González Shmall, a sospechar de la desaseada participación del confesional secretario de Gobernación.

Además, el documento de la consultoría se entregó sumamente retrasado. Una vez que la fracción parlamentaria del PAN aprovechó la ausencia de los legisladores priístas para finiquitar el trabajo de la Comisión investigadora de las empresas de los Bribiesca en diciembre pasado con la exigencia de entregar su informe antes de finalizar enero.

Por si fuese poco, Petróleos Mexicanos que tantas veces intentó privatizar el foxismo, ha ignorado su compromiso de entregar copias de los expedientes a las fracciones parlamentarias sobre los contratos con las empresas Negromor, Oceanografía y la Clínica Hospital San José, con sede en Zamora, Michoacán, lugar de origen del poder real.

Un elemento importante si se considera que cada fraccion partidista debe dar su opinión para cuestionar o enriquecer el informe de la comisión investigadora. Sin materia no hay sustancia. Y por lo mismo, sería imposible probar los millonarios contratos… por lo menos en la presente legislatura y en las posteriores si se concreta la Elección de Estado.

Sin embargo, estos elementos sujetos a investigación, podrían ser apenas la punta de la madeja. Hay indicios de adquisición de barcos petroleros, de la adquisición de acciones en empresas de transporte público federal, en la privatización de las aduanas a favor de una empresa extranjera vinculada con los mismos nombres investigados.

También en el aseguramiento de contrabando triangulado al DIF y en un millonario decomiso de camisetas chinas. Con estos elementos se podría entender incluso, la creciente industria criminal del secuestro con sospechosas liberaciones y del narcotráfico en que se intenta vincular al ejército, no tanto para desacreditarlo como para ocultar el origen real.

Desmenuzar la dimensión real del saqueo se antoja difícil aunque podría ser un ingrediente estratégico en las campañas electorales. El riesgo sería elevado para los candidatos que caigan en esta tentación y tal vez en eso radica la negativa para aceptar la protección ofrecida por el gobierno federal si se recuerda que por ley, el Jefe Máximo de esa seguridad es el primer promotor del voto panista.

El escándalo, apenas empieza. Y la adquisición de un diario por medio de prestanombres, será incapaz de garantizar la impunidad.

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